Llevaban una semana y ayer era el último día que podían estar asentado en el predio de San Remo. La Justicia, a pedido del Gobierno, les advirtió que desalojaran el lugar. Y lo hicieron de manera voluntaria, aunque luego de arduas discusiones y peleas. Ayer, los ocupantes de la zona sudeste vivieron una intensa jornada antes de decidir abandonar voluntariamente el predio ocupado. A las 6 am se levantaron con una noticia que les generó problemas y a muchos indignación: todos los delegados se marcharon durante la madrugada, luego de cerrar acuerdos con el Gobierno. De ese modo, cada delegado se llevó a su gente, lo que provocó la furia de otros ocupantes que se sintieron traicionados. Cuando el sol comenzó a calentar, aparecieron algunos funcionarios para persuadir a los ocupantes que liberaran el terreno fiscal sin otra respuesta que ofrecerles participación en los sorteos de terrenos que se realizarán en marzo y octubre. Acudieron, Martín García Caínzo, secretario de Derechos Humanos y Juan Martín Guzmán Cieri, funcionario del Ministerio de Gobierno, e Ivette Dousset entre otros.
Lo cierto es que la mayoría de los funcionarios que se acercaron fueron increpados por los ocupantes con preguntas que no pudieron responder. Estuvieron solo minutos, tras detectar la imposibilidad de alcanzar un acuerdo con los asentados. Se marcharon y no volvieron. Los ocupantes manifestaron preocupación durante toda la jornada. Temían que la Policía los reprimiera, aunque la cantidad de medios de comunicación presentes volvió poco probable eso. Igualmente, el fuerte despliegue policial de a poco fue cercando a los okupas.
“Están esperando que nos cansemos y nos vayamos. Le quiero decir al gobernador Juan Manuel Urtubey que el no haber venido a explicarnos cuales son las posibles soluciones lo deja mal parado. Prometo acordarme de la falta de capacidad de este Gobierno”, dijo Soledad, una de las voceras, a los medios.
El primer mandatario recibió fuertes críticas no solo por el déficit habitacional sino por el cuestionado comportamiento de los funcionarios de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat, organismo en el que los mecanismos de entrega de terrenos están teñidos de un manto de sospecha.
Con cánticos, gritos y llantos la gente manifestaba desconcierto. No sabían cuales serían las consecuencias de enfrentarse con los policías.
A las 14, un grupo de ocupantes, tras varias asambleas realizadas, decidió marcharse con el rechazo del resto. Es que las dos contrapropuestas que le hicieron al Gobierno fueron rechazadas. Le propusieron que dejaban el predio si les aseguraban terrenos en otro lado y con fecha concreta. Esto porque muchos de los okupas recibieron en repetidas oportunidades promesas y hasta constancias de terrenos que jamás recibieron. De allí el descreimiento que recae sobre el Gobierno en materia de política habitacional. Agotados, realizaron otra asamblea en la carpa central. Milagrosamente el sol se había empezado a esconder y las discusiones entre los asentados los volvió a dividir de modo que no había una sola voz de mando. Por otro lado, militantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) se colaron en el predio y arrojaron piedras a los policías y encendieron varios focos de fuego. Cuando las aguas se calmaron, los que quedaban se marcharon de San Remo y el predio quedó vacío. Y varias definiciones acompañaron aquella decisión. En primer lugar, cuestionaron la falta de protección del Estado ya que las 80 familias que quedaban eran carentes de recursos y no tenían vivienda. En segundo lugar, se retiraron con manifiesto dolor y angustia, pero prometieron que la lucha no terminará ahí. “Me duele porque estaba ilusionada con tener un lote para hacer mi casa. Hace 14 años que estoy inscripta en Tierra y Hábitat y no logro una respuesta. Es muy difícil. Te tiene que pasar para que entiendas”, dijo Eugenia.