Diana Saettone, la esposa de Jorge Mangeri, el encargado acusado del crimen de la adolescente Angeles Rawson, denunció que su hermano fue amenazado después de la concentración en apoyo de su marido, el único imputado del caso. “Escuchó la voz de una mujer que dice esa amenaza y corta. Inmediatamente mi hermano me llama a mí para ver cómo estaba, se enloqueció”, aseguró Saettone, quien dijo que su abogado, Miguel Angel Pierri, ya formuló la denuncia por el hecho. Este letrado comentó que Mangeri dice que es inocente. “Tenemos un defendido que clama por su inocencia y dice que ha sido víctima de una privación ilegal y torturas. Queremos defenderlo por las garantías de un debido proceso y todavía todas las hipótesis no están cerradas”, aseguró Pierri. El letrado adelantó que buscará una excarcelación de su defendido si el resultado de los cotejos de ADN que podrían vincular a su cliente con el hecho dan negativos.
Consultada sobre quién podría haber realizado la amenaza, Saettone respondió: “Yo sé que atrás de esto hay alguien muy fuerte, alguien que tiene más poder que un encargado, seguro”. Esta persona, agregó, seguramente es alguien cercano al portero detenido y aclaró que no se refería a los familiares de la víctima, quienes están fuera de su casa para evitar el acoso mediático.
“Por algo lo involucran a mi esposo, por ser la cara visible del edificio, pero así como lo acusaron injustamente a él, yo tampoco puedo acusar”, dijo al respecto. Luego contó que habló con su marido y lo notó “más tranquilo, sin tanto miedo”, ya que no le decía constantemente que se cuidara o que no abriera la puerta. También reveló que cuando se cruzó con la familia de Angeles en la fiscalía y le contó a la madre, María Elena, que habían golpeado a su marido, la mujer les pidió perdón a ambos.
La mujer insistió en que su esposo fue secuestrado y amenazado. “Aunque cueste creer que en democracia pasen esas cosas, pasan. El estaba muy lastimado”, aseguró. Después afirmó que al momento de declarar como testigo, horas antes de autoincriminarse, Mangeri estaba “muy quebrado, desesperado” y le decía: “Te tengo que cuidar”. Al amanecer del día siguiente, según consta en un acta, el portero dijo a la fiscal Paula Asaro: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo. Mi esposa no tiene nada que ver en el hecho”.