Tras los casos de violencia ciudadana a lo largo y ancho de nuestro país, asistimos a un escenario peligroso: repetir un absurdo discurso que plantea soluciones irracionales y violentas.
El caso de David Moreyra, el joven de 18 años que murió en Rosario luego de ser golpeado brutalmente por vecinos que lo atacaron porque supuestamente le había robado la cartera a una mujer, desató una polémica interminable en la televisión, en las redes sociales, en los sitios de noticias web, en el comentario cotidianio, donde muchos aplauden ese inexcusable acto de barbarie.
Después de ese episodio se registraron otros casos en los que transeúntes golpearon a un presunto ladrón.
No cometamos el error de llamar “linchamientos”(*) a lo que es una agresión violenta, o “justicia por mano propia” a lo que es lisa y llanamente un asesinato.
Desde Yatasto Noticias hemos utilizado esta palabra siempre entre comillada y la hemos tratado de usar lo menos posible.
Reaccionar en forma violenta sin censuras políticas ni morales ante hechos de inseguridad, es una brutal manera de darnos cuenta que la muerte puede tener un costo desproporcionado y que como sociedad podemos poner en práctica lo peor de nosotros.
Como medio de comunicación no podemos naturalizar de forma mediática la muerte de un supuesto delincuente. Todo lo contrario. Tenemos una gran responsabilidad. Bajo ningún punto de vista debemos ayudar a transmitir mensajes de intolerancia ni repetir fotografías, textos o declaraciones que favorezcan actos delictivos que llegan hasta el homicidio, ni menos presentarlos como actos de “justicia por mano propia”.
Este tipo de ajusticiamiento no es para nada la Justicia.
Porque vivimos en democracia, no debemos retroceder hacia tiempos oscuros. Si bien es cierto que con la vuelta a la democracia se pretendió disculpar los crímenes más graves cometidos en nuestro país en el marco del terrorismo de Estado, hoy no podemos aceptar como antídoto un presente y futuro cargado de venganza, violencia y punitivismo que golpea a la democracia y que quiere ejercer la justicia a las patadas.
Yatasto Noticias
Salta, Argentina, 18 de Septiembre de 2.013
(*) La palabra “linchamiento” tiene su origen en el vocablo inglés lynching, al parecer originado a partir del apellido irlandés Lynch. Existen dos teorías al respecto. La primera, que se debe a James Lynch Fitzstephen, alcalde de Galway (Irlanda) en el siglo XV, quien se hizo famoso cuando en 1493 hizo ahorcar a su propio hijo tras acusarlo del asesinato de un visitante español. La segunda teoría se refiere a Charles Lynch, juez del estado estadounidense de Virginia en el siglo XVIII, quien en 1780 ordenó la ejecución de una banda de lealistas sin dar lugar a juicio. Ambas situaciones no se corresponden con una país democrático y defensor de los derechos humanos de las personas.