El 7 de junio de 2010 llegaba a Argentina, concretamente a Buenos Aires, el cuerpo en coma del músico Gustavo Cerati, fundador de Soda Stereo.
Venía de Caracas, donde los médicos venezolanos hicieron todo lo posible por sacarlo del coma profundo en el que está sumergido desde entonces, fruto de un ACV casi letal, del que el artista ya había tenido serios indicios antes y contra el cual, según parece, no se pudo defender.
Es decir, para hacerlo, Gustavo, un fumador empedernido, un hombre que vivía prácticamente en los aviones, que dormía poco y se cuidaba menos, tendría que haber cambiado sus hábitos en forma rotunda.
El cantante fue internado en un centro asistencial de Venezuela, tras haber sufrido un accidente cerebro vascular luego de realizar un show en Caracas. El neurólogo Vladimir Fuenmayor explicó que padeció «un evento vascular isquémico, con afacia de expresión y problemas para hablar».
Dos años antes de su accidente cerebrovascular, Cerati había sufrido una tromboflebitis, una enfermedad circulatoria que él adujo a su tabaquismo y, sobre todo, al avión. “Tuve un miedo bárbaro”, dijo en 2009, cuando vino a México a presentar lo que hasta la fecha constituye su último trabajo, Fuerza natural.