Me pregunto el día de hoy si es necesario ser todo un docto en leyes para poder pensar y expresar lo que a nuestra manera muy particular como pueblo pensamos y sentimos de todo lo que nos está ocurriendo y escribo que “nos está sucediendo” porque esto que está pasando en Colombia cobija a todos los que vivimos en este territorio, ajeno a que sea su patria o no.
Bogotá, Cali, Medellín, Popayán, Pereira, son algunas ciudades azotadas por la violencia actual, violencia que nos lleva a decir que hoy más que nunca a Colombia se le están vulnerando los DERECHOS HUMANOS básicos a los que un gobierno está en el deber de garantizarle a cada uno de los ciudadanos.
Hace algunos días le expresé a alguien que las diferencias son hermosas, y ¿por qué hermosas? Sencillamente porque de ellas se aprende, se engrandece en sabiduría al ser humano. Que cuando nos equivocamos muchas veces lloramos y con el pasar del tiempo nos acordamos y hasta reímos de lo que fue. Cuando nos equivocamos, creemos que el mundo se ha terminado, pero sin darnos cuenta llegamos a ser experiencia para otros.
Las equivocaciones chocan, se critican y hasta se señalan cuando hay ignorancia de perfección.
Cuando por el contrario se logra reconocer y respetar al otro dentro de esa maravillosa diferencia, ante la equivocación misma, solo puedo decir o mejor aún preguntar ¿aprendiste?
Pero ¿a qué viene ello, qué tienen que ver las equivocaciones y las diferencias en este momento histórico de todo un país?
Simple “Divide y reinarás” y ello es exactamente lo que nos tiene fregados, es ello exactamente lo que ha venido haciendo el estado durante todo este tiempo, durante tantos gobiernos, sí señor, DIVIDIRNOS, miren no más este pequeño ejemplo de división.
En qué nos diferenciamos unos de otros en Colombia?
Clase alta, llamada actualmente GENTE DE BIEN (Los ricos, es decir, los que tienen mucho dinero), personas que ostentan apellidos de tradición dentro del grupo selecto de empresarios y políticos, Los que pertenecen a clubes exclusivos, brindan educación a los hijos en grandes colegios y universidades privadas o en el extranjero, personas pudientes con capacidad económica que les permite acceder a grandes mansiones, autos, viajes, exquisitos restoranes, ropa de marca y todo aquello que se les antoje, tanto así que logran comprar un buen cargo gubernamental o bueno, se les otorga por herencia familiar. Son personas que viven únicamente para sí mismas y si su ego lo permite por los hijos y algunos familiares. Al tener cargos importantes son carentes de tiempo para los hijos y por ello estos deben ser cuidados y criados por terceras personas. La gente de bien requiere ser custodiada por la policía y el ejército quienes en este tiempo tienen la orden de MATAR, de no lograrlo pagan a grupos privados (Se dicen que a paramilitares) para que les proteja y de ser necesario maten en nombre de esa protección porque se sienten atropellados por el resto.
La gente de bien es un puñado a comparación con el resto y este puñado cruelmente desangra y asesina al pueblo. Y como si ello fuera poco tiene el aval de robar cada centavo que sale del sudor de cada colombiano trabajador.
¡Ah caray!!! Pensarán ustedes y ¿quién es el resto? El resto somos los que laboramos para la GENTE DE BIEN, los que madrugamos a enriquecerles el bolsillo, los que hacemos lo que ellos no hacen porque no lo saben a pesar de que estudiaron en claustros educativos de renombre, porque no es para lo que estudiaron o simplemente porque cómo es que el hijo/a del dueño va a realizar semejante cosa. El resto, somos los criados en casa con todo el amor de nuestros padres y si estos laboran nos quedamos con los abuelos, la tía u otro familiar, somos los que comemos juntos en familia así sea una sola vez al día y ello si los padres tienen empleo, somos, los que nos juntamos a ver televisión, vamos al parque y vamos a pie, los que asistimos a la escuela del barrio y si los padres están juntos se puede soñar en ser un tecnólogo o que se va a la universidad. El resto somos gente echada pa´ lante con sueños y metas por cumplir, el resto somos gente de gran corazón que desea un país con leyes justas y para todos por igual, somos los que compartimos con los vecinos alegrías y tristezas porque hasta amigos nos volvemos. El resto somos los que cuando luchamos ponemos la mayoría de muertos como nuestros jóvenes de PRIMERA LÍNEA, desaparecidos, torturados, asesinados, mujeres y niñas abusadas. El resto son los jóvenes que comen mejor en las barricadas que cuando están en casa porque no hay empleo por lo tanto tampoco comida, son los no desean sus padres sigan pagando impuestos caros y por todo.
El resto son las nuevas generaciones que nos reclaman a los viejos por este país que les hemos entregado, son los que nos están dando cátedra de valentía, de luchar por los derechos, los que no desean migajas, los que no tragan entero muy por el contrario son los que preguntan e indagan por todo y para todo, nuestros “pelaos” como les decimos aquí salieron más pensantes, más humanos porque no se hacen los de la vista gorda como lo hicimos muchos cuando fuimos jóvenes como ellos. El RESTO, son dignos, son grandes y merecen se les recuerde como la GENERACION QUE LOGRÓ MOVERLE EL PISO A UN GOBIERNO LADRÓN, unos BERRACOS de admirar.
Las EQUIVOCACIONES es lo que no se permiten estos jóvenes porque sufren las nuestras que son una verdadera vergüenza y son ellos los que están marcando la DIFERENCIA que en nuestros tiempos no fuimos capaces de dar.
Santiago de Cali, 07 de junio 2021
Elizabeth Córdoba Hurtado
Maestra de escuela pública colombiana.
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