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Los barras de Central Norte amenazan parar el partido con Juventud

Hinchas de Central Norte subidos a los parapelotas. Yatasto

Hinchas de Central Norte subidos a los parapelotas. Yatasto

El clásico programado para el domingo entre Central Norte y Juventud –correspondiente al torneo de Invierno- estaría en riesgo de no jugarse, porque barras del club de barrio norte habrían amenazado con suspender el amistoso si no reciben entradas de favor.
La amenaza se la hicieron llegar a José Pino Macaione, presidente cuervo. Como es un evento organizado por el Gobierno, los dirigentes de Central no pueden hacer nada. La Policía tendrá que tomar precauciones.
Postal de barras azabaches
En los últimos años se ha visto en la cabecera norte del Martearena, verdaderas trifulcas entre los hinchas de Central Norte, supuestamente por las entradas de favor, un flagelo que no tiene solución en el fútbol de todo el país. Los barras y sus intereses se regocijan ante la obligada anuencia de los dirigentes y la ausencia de decisiones políticas y judiciales pertinentes.
Estas gratuidades enojan a los simpatizantes del cuervo que pagan religiosamente su entrada.
En el torneo pasado, aún está el recuerdo de los hechos de violencia que se registraron entre los barras de Central Norte en el Martearena, cuando el equipo enfrentaba a Racing de Córdoba.
De suspender el partido, los barras de Central harían lo mismo que los hinchas de Juventud Antoniana, cuando suspendieron dos partidos, uno que perdía 3 a 0 y otro que fue suspendido porque el entonces presidente Gonzáles, no les dio lo que querían.
Las barras se pelean entre ellas por el liderazgo en cada popular. Una guerra que atemoriza a todos y cuyo premio, generalmente, son las grandes cantidades de entradas que reciben, en teoría, de algunos dirigentes.
A lo largo de la historia se pudo comprobar la connivencia de estas agrupaciones violentas y no solo con las autoridades de los clubes, sino también con los políticos.
Cuando el cuervo y el santo cumplen con sus respectivos compromisos en el estadio Padre Martearena, y también cuando el albo se presenta en el Gigante del Norte, los directivos acceden al pedido de localidades que pasan a formar parte de un negocio denominado “reventa”.
La pelea de los barras también se vincula, en nuestro fútbol, con las internas dirigenciales. Tanto en el cuervo como en el santo la popular se divide de acuerdo con el dirigente que más cede a los pedidos.
Los dirigentes de los clubes salteños no pueden estar ajenos a estos conflictos, ni tampoco negarse a la entrega de boletos porque, en caso contrario, deben soportar la represalia de sus hinchas: se suben a los parapelotas con la intención de suspender partidos o causarle multas económicas al club. Y en el peor de los casos llegan las agresiones físicas o las amenazas que, por lo general, involucran a las familias.
Los hinchas de Central Norte, como informa Yatasto, suspenderían el  partido con bombas de estruendo.