Entrevista al Presidente Círculo Médico de Salta, Dr. Luis Herrera.
¿Cuál es la realidad sanitaria de la provincia?
Nuestra provincia tiene una gran extensión geográfica. Uno tiene que reconocer que hay zonas con uno de los peores factores de riesgo: la pobreza. Son lugares que por su cultura o costumbres; por la globalización que originó luego el desmonte, que modificó el escenario natural empeoró las condiciones de vida de esas personas.
Hablamos específicamente de los grupos originarios del Chaco salteño…
Sí, si vamos a tomar el tema del Chaco salteño, yo tengo la vivencia en terreno.Yo te puedo decir que han fracasado todas las políticas públicas en lo sanitario, educativo, social y hasta en lo religioso. Son zonas extensas donde a uno le llama la atención cómo viven las comunidades aborígenes y lo vulnerable que son. Y todos hablan de los niños, pero no vemos a los más grandes y debemos saber que los viejos también tiene patologías de la edad. Yo no sé si tienen acceso a los servicios de salud de la misma manera que lo tienen las personas que viven en capital.
Es su forma de vida…
Todo está aparejado a la forma en que se vive. Generalmente están en una sola habitación, hay promiscuidad. Yo lo vi y es así. Ellos están en un lugar en el que son vulnerables, donde el impacto de una enfermedad les cuesta la vida por su condición de pobres y por sus carencias nutricionales. Entonces debemos hablar de esa gente que sufre las enfermedades prevalentes típicas de la zona como el chagas, las parasitósis, el dengue; más las patologías dentarias; el aislamiento; y además las carencias nurtricionales de los niños, los viejos y las madres.
Pero el sistema sanitario hace lo que puede…
Yo tengo que reconocer que el sistema de salud hace cosas; pero debemos corregir las desigualdades sanitarias. Eso se logra con un sistema de salud integrado que trabaje no sólo en la atención, sino también en la prevención. Pero hay que cambiar la situación de pobreza. Además hay discriminación porque en el sistema sanitario no hay bilinges. Nosotros recibimos estos pacientes en el hospital (Materno Infantil) y no tenemos a nadie que nos ayude a comunicarnos con estas familias. No nos preocupamos por eso y nunca se nos preparó.
¿No hay antropólogos?
Amerita que haya antropólogos porque no conocemos esas culturas. No sabemos ni cómo comen. Y eso es penoso. Ellos son guiados por su naturaleza y no me parece mal que vayan al curandero porque hay que trabajar articuladamente con ellos. Si tiene una virtud el curandero es que es gran observador. Ojalá los médicos tengamos la capacidad de observar y llegar a diagnóstico. A veces es una gran ayuda. Debemos formar a los médicos para cada zona en particular y para que no haya un choque intercultural.
(Fuente El Tribuno)