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«No me rindo, pero me retiro»

No me rindo, pero me retiro.

Ayer estuve hasta casi las 2:00 a.m. en las calles, acompañando y ayudando en lo que más podía. Conté con la suerte de resguardarme en casa de un amigo de un amigo. Pero no todos contamos con esa suerte, no todos pudimos finalmente dejarnos vencer por el sueño y descansar algo.

Esta mañana pasé por el punto con la intención de observar el lugar, preguntar por todos, saber cómo estaban. Coincidí con algunos de los cuales les pedí anoche que se cuidaran, nos abrazamos, nos dio alegría vernos. Pero se sentía tensión en el ambiente, rabia, impotencia, el fuego seguía consumiéndose. Empezaron los gritos hacia las personas que pasaban. Un muchacho de Rappie pasó en una bici, todos se les fueron encima, gritaban que se bajara de la bici, pero quizá su miedo no coincidió con lo que pedían los chicos de Primera Línea y aceleró, la solución de ellos fue coger piedras para tirarle. Me dolió el accionar, por lo que les pedí que pararan, intenté recordarles que no podemos irnos en contra del pueblo solo porque no se bajen de la bici, que hay personas que pasan con miedo. Algunos coincidieron con mis palabras, pero la mayoría, cansados y sin dormir, con la adrenalina, con el dolor de haber sido atacados y de haber perdido amigos, no lo comprendieron y siguieron respondiendo con violencia. Se vinieron varios a tratarnos mal porque pedíamos respeto por quienes transitaban por el lugar. Algunos intentaron mediar y decirnos que mejor nos fuéramos. Le pegaron a mi amigo solo porque decía que no debíamos pegarle a las personas que pasaran. Algunos chicos de PL me miraban y me decían con calma que ellos no estaban bien, que mejor nos fuéramos, que ellos verían que hacían. Me dolió ver cómo se proclamaban a la muerte diciendo que de ahí no se van a mover, «aquí nos matamos». Chicos con los que he compartido día a día, ver cómo el miedo y la rabia los sostiene en un punto donde la vida está en riesgo.

Al ver cómo la violencia sumaba y sumaba siendo solo las 9:00 a.m Me despedí con amor, les di las gracias por todo y pese a la reacción de ellos, comprendo el estrés en el que están, por lo que he decidido retirarme del punto de Meléndez y de todo bloqueo. No estamos para dialogar, ahora no, la rabia sigue consumiéndose la ciudad, las vidas siguen expuestas. Y mi posición es contraria, no puedo conciliar con actos que ponen en riesgo la vida del mismo pueblo, de los vecinos, de la Primera Línea y la mía. Retiro mi apoyo de la Primera Línea, en este momento siento y creo que es irresponsable seguir en los puntos. Los apoyo desde la distancia, pensando en otras propuestas que puedan hacer presión para el Estado. Di lo mejor de mí y seguiré haciéndolo. Pido perdón por no poder hacer más, pero no puedo conciliar con quien me amenaza y golpea a quien me cubre.

Amor y resistencia.

Necesitamos generar la re – existencia, pensar cómo parar tanta sangre derramada.

*Texto de Valeria Flórez (Egresada de Univalle. Literatura e idiomas. Trabaja actualmente en el periódico «la palabra»)