Ramón Díaz salió con el pecho inflado de la práctica de River posterior a la eliminación en la Copa. Si bien su imagen aparece golpeada por la caída, el DT trató de mostrarse fuerte ante los fotógrafos que lo esperaban en Ezeiza. Llovía en Ezeiza. La oscuridad del atardecer se metía de lleno en la piel de River. Ahí estaba Ramón Díaz, en la primera práctica posterior a la eliminación en la Copa. De frente, unos fotógrafos que trataban de retratarlo, de capturar alguna imagen de su día. El DT no sonrío, no posó, pero le puso palabras a la foto: «Soy riojano, caudillo y tengo huevos».
Riojano. Caudillo. Con huevos. Tres definiciones de Ramón para mostrarse fuerte, para exteriorizar que no lo afectó la derrota ante Lanús. Pero evidentemente algo cambió en el mundo River. Por primera vez, el técnico más ganador de la historia fue criticado por los propios hinchas. En una encuesta de Olé, el 65% de los internautas lo señalaron como el máximo responsable de la eliminación.
«¿La gente? Para mí está demasiado disconforme», había dicho Ramón en el Monumental, minutos después del 1-3. En frío, un día después, tampoco esbozó ni la más mínima autocrítica. Habló mucho con los jugadores y con su hijo Emiliano. Pero ante los ojos de los fotógrafos, anticipándose a la conferencia de prensa de este viernes, envió un mensaje contundente.
Sin posibilidades en el Inicial, Ramón tiene que levantar la imagen de su equipo en lo que resta del torneo. Por empezar, el domingo se chocará contra otro equipo que viene de un golpe: Vélez. Y luego le quedarán cuatro fechas para tomar decisiones en cuanto al futuro del plantel. ¿Y su propio futuro? Ramón acaba de renovar el contrato por dos años más. Lo hizo con Passarella. El 15 de diciembre, entonces, se tendrá que sentar con el próximo presidente.