Confirmando su buen momento, River Plate fue muy superior a Gimnasia y Esgrima y tuvo en Manuel Lanzini la gran figura del partido, pero sufrió más de la cuenta por la gran cantidad de situaciones de gol que dilapidó, muchas de ellas sobrando la jugada. Es cierto que el lobo platense nunca encontró la vuelta como para llegar al empate, pero ante la falta de puntería del rival se ilusionó con llegar a una igualdad que finalmente nunca llegó.
El millonario se ilusiona así con este promisorio arranque, aunque tendrá que ajustar varios detalles para evitar sufrir tanto como le pasó en esta ocasión. En el primer tiempo River fue amplio dominador del juego y del balón frente a un rival que trató de achicarle los espacios, pero sin poder cortar el circuito en ataque del local.
El elenco de Núñez generó varias ocasiones de gol, pero entre imprecisiones y una jugada de más perdió varias ocasiones que tenían destino de gol. El trinomio conformado por Lanzini, Fernando Cavenaghi y Teófilo Gutiérrez, uno de ellos siempre conduciendo y otro pivoteando a espaldas del arco tripero, le dio buenos resultados a River.
A los 8 minutos tuvo una buena chance, cuando Lanzini recibió entrando al área un pase de Matías Kranevitter y la colocó cruzada contra el palo izquierdo de Fernando Monetti, pero la pelota se fue cerca.
El conjunto anfitrión intentaba arrimar peligro, por el medio, mediante trepadas por los costados -Gabriel Mercado fue una constante por derecha-, pero no podía entrar.
En cambio, Gimnasia trataba de hacer pie pero nunca pudo quebrar la resistencia del local.
A los 41 minutos, River tuvo otra muy buena chance cuando Mercado escapó por derecha y mandó un centro atrás para la entrada de Lanzini, cuyo disparo se desvió en un defensor visitante y se fue cerca.
Parecía que el primer tiempo se iba 0 a 0, pero llegó el merecido premio para los dirigidos por Ramón Díaz, cuando a los 44 minutos ejercieron muy bien la presión en el mediocampo. En ese sentido, Ponzio le robó la pelota a Facundo Oreja en tres cuartos para luego sacar un potente remate bajo y bombeado que sorprendió al arquero de Gimnasia y se metió contra el costado derecho. En el complemento, River trató de mantener el ritmo ofensivo y lo hizo con éxito, pero de a ratos se descuidó atrás y dejó al lobo con la chance de armar un contragolpe.
El elenco de Núñez dilapidó varias situaciones de gol en los minutos iniciales de este período y la más clara fue un remate bajo de Cavenaghi entrando al área que pegó en el palo. River siguió yendo de la mano de Lanzini, que siempre que se lo propuso llevó peligro, pero equivocó el camino y en muchos casos abusó del individualismo. El local se llevó algún susto en el final, aunque no fue suficiente porque terminó lejos de su arco y con el dominio del balón. En definitiva, River cumplió y parece decidido a tratar de impedir que se transformen en golondrinas esas esperanzadoras victorias de los primeros días de 2014.