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Abel Posse: «Nos llevaron a un punto de decisión política primitiva»

El escritor fue distinguido en Salta por la fundación Parnassos. Dialogó  sobre su falta de esperanzas en los candidatos a la presidencia y del «voto biológico». Habló de política internacional y de la educación religiosa en las escuelas.
El diplomático de carrera y escritor multipremiado Abel Posse visitó la ciudad de Salta el lunes. En la oportunidad, la fundación Parnassos le entregó una distinción por su trayectoria y valioso aporte al pensamiento y a la literatura latinoamericana.
¿Cómo ve la carrera por la presidencia?
Los tres candidatos se mueven por un mismo centro creativo para recuperar la economía, las instituciones y las relaciones internacionales. Scioli, Massa y Macri son átomos separados, no tienen diálogo ni capacidad para asentar políticas nacionales que nos puedan dar 10 años de tranquilidad.
No tengo esperanza en lo que viene porque no veo un lenguaje convocatorio. No se ven personalidades como las que hubo en el país. Aquí no hay un Alfonsín que diga vamos a restablecer la democracia. Un Perón que diga vamos a hacer justicia social. No hay un Frondizi que diga que hay que desarrollarse y, en dos años, obtener la autonomía petrolera, que ahora no la tenemos.
Faltan esas calidades, esa fuerza. Soy muy escéptico, porque por primera vez veo que lo que está dañado es el tejido del pueblo argentino: la educación, la familia, los jóvenes sin trabajo.
¿A qué se refiere cuando habla del voto social biológico?
A que no hay una política de ideas, acá a nadie se le cayó una idea ni por broma. Algo que conmueva, que enamore. En lugar de eso hay una cosa tibia y el voto de la gente es defensivo, es un voto conservador del que no tiene casi nada. Del que tiene un plan familia, un puesto de trabajo en negro, un contrato temporario, del jubilado o de los ñoquis. Todos tienen miedo. Entonces el voto biológico es el que se hace pensando en uno mismo, no importa el comunismo, el socialismo, ni el conservadurismo, ni la libertad. Te llevan a un punto de decisión política del hombre más primitivo, del sobreviviente, como una larva. Se prefiere un desajuste en el que podés vivir antes de que un ajuste que te mate. En las provincias se nota más este fenómeno.
¿Cuál es su análisis de la política exterior del país?
La política exterior ha sido desnaturalizada. Somos un país errático, que destruyó incluso lo que teníamos definido, como el Mercosur, incluso la lucha por Malvinas ahora está olvidada. Estamos en un vacío diplomático, de improvisación. Es la no diplomacia. No podemos estar peleando contra Estados Unidos, al que le estamos mendigando plata para sobrevivir, y al mismo tiempo visitar Rusia y hablar de Lenin a Putin. Es como llevar naranjas al Paraguay, hay que ser discreto.
El 7 de junio, la presidenta Cristina Fernández tiene programada una reunión con el Papa ¿Cómo 
analiza esta visita?
No hay ningún Papa que pueda negar el pedido de visita insistente del presidente de su país. Además hay que ver lo que le va a decir el Papa a la Presidenta y no al revés. La intención de la Presidenta de hacer propaganda para sí misma es tardía, porque ella ya está detrás de Scioli. Cristina cambió el tiempo para cambiar de caballo, pero se demoró en la posta.
En Salta aún se brinda educación religiosa en las escuelas públicas ¿Qué opinión le genera esto?
No lo veo mal. Ahora hay un movimiento mundial que dice que por un error del positivismo francés se cree que la religión es algo malo. Y la religión no es mala, enaltece al hombre, pero no puede ser residual a la vida social. No se puede ser una sociedad estúpidamente antimetafísica, y desconocer valores superiores, filosóficos. Todo termina en el conocimiento de saber multiplicar y nada más. Lo tecnológico prevaleció por un interés muy grande de los países productores y vendedores de tecnología, pero ahora hay una reacción. Se ve en el mundo islámico y en el asiático, donde el poder de la religión es enorme.

Fuente: El Tribuno