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Denunció a su vecino y casi pierde esposo y hermano

Yatasto

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“Queremos vivir en paz, sin violencia, sin abusos, con la libertad de poder entrar y salir de nuestra casa sin tener que espiar si alguien nos está esperando”, denunciaron Mónica Ramírez y Florentina Sajama. Las dos mujeres del barrio Norte Grande, junto a 20 familias de calle Felipe Varela al 1.100, firmaron un petitorio exhibido en nuestra redacción donde solicitan que se desaloje de un inquilinato a sus moradores, quienes el miércoles pasado apuñalaron al esposo de Ramírez y al hermano menor de la denunciate, en un incidente sangriento, cuya raíz fue una denuncia policial en contra de los agresores por exhibición obscena.
Mónica Ramírez, estudiante a punto de recibirse de instrumentadora quirúrgica, relató que su vecino de al lado, un exconvicto, sin razón aparente, se desnudó por completo frente a su hija. “Me dio tanto odio la escena de este depravado vecino, que fui directamente a la comisaría 10 a solicitar su detención”, dijo la mamá.
Luego relató: “Esto ocurrió el miércoles pasado. La policía acudió de inmediato y, tras dialogar con los habitantes del inquilinato y no hallar al acusado, se retiraron. A las 7 de la mañana mi esposo, Marcos Lamas, sintió que desde la puerta lo invitaban a gritos a salir a aclarar el asunto que esa “put…” -por mi persona- había denunciado en la comisaría. Mi esposo quiso abrir la puerta cuando el vecino Pablo Valdez ingresó a nuestro domicilio armado con un cuchillo y comenzó a “cortar” a mi marido. Desesperada, llamé a mi hermano para evitar un crimen, y entre los dos sacaron a la calle al vecino que se hallaba fuera de sí. Desgraciadamente en la vereda se encontraba su hijo, del mismo nombre, cuchillo en mano también” relató.
Y agregó: “Llamamos al 911, pero tardó demasiado, porque a los minutos de haberse generado la gresca llegó un personaje en moto, quien blandió un arma blanca y apuñaló por la espalda a mi hermano y a mi esposo, y luego se dio a la fuga” contó. Finalmente llegó la policía y detuvo a dos de los agresores: el vecino y el que llegó en la moto. Como resultado de la gresca, “mi hermano Sixto Rafael Ramírez fue el más afectado. Tuvo que ser operado para salvar su vida” explicó la mujer.
A continuación expresó que “desde entonces las amenazas no cesaron. No puedo salir sin tener una persona que me está señalando. Los amigos de los dos detenidos (acusados de tentativa de homicidio) se pasean enfrente de mi casa, donde me encuentro prácticamente recluida”.
Los vecinos, solidarizados con mi esposo que se halla aún convaleciente, y con mi hermano, que tiene secuelas de las puñaladas, solicitaron al propietario de la vivienda que alquilan los ahora detenidos que desaloje el lugar, porque no podemos vivir bajo amenazas toda la vida, y peor sabiendo que en cualquier momento los agresores obtienen la libertad. No hay nada personal contra esta gente, pero es imposible la convivencia bajo amenazas, que ya se cumplieron en parte”, reflexionó la esposa de uno de los apuñalados. (El Tribuno)