Juan Carlos Tito Lectoure, famoso empresario y promotor de boxeo, murió el 2 de marzo de 2002. Esa fecha, pero más precisamente ese hecho fue un golpe muy duro para Hugo Basilotta, otro empresario y amigo del ex dueño del Luna Park. Se trata de esos golpes de la vida que hacen tocar la lona y, mientras el conteo del árbitro retumba en la cabeza, obligan a rearmarse para volver a empezar. «Me alejo del boxeo. No vamos a ser más sponsor y voy a dejar de auspiciar a boxeadores», le anunció Basilotta, vicepresidente de la empresa de alfajores Guaymallén, a su mujer y a sus hijos, quienes también viven por y para la empresa familiar.
Aunque su fanatismo por el arte de los puños pudo más. Fue así que no dejó pasar por alto el comentario de un «muchacho amigo», como lo describió en una nota con el Blog especializado Olfato de Campeón, que le dijo: «Hay un chico santafecino que pega muy fuerte y es noqueador». Ahí hizo el quiebre, su fanatismo por los boxeadores noqueadores pudo más que la promesa a su familia.
Días después, en el Lawn Tennis, se sentó junto con su mujer en el ring side para ver a un tal Marcos Maidana. «Apenas lo vi me di cuenta que ese chico estaba para Estados Unidos. Tengo muchas peleas sobre el lomo y difícilmente le erre. Y en el caso del Chino lo que vi fue a un tipo guapo, con personalidad y una pegada tremenda. Y esto señores y señoras es lo indispensable para combatir allá. Pegada y corazón; si no, no llegás. Y ahí se terminó la promesa que le había hecho a mi mujer y comencé a sponsorizarlo», confesó Basilotta, quien viajó 22 veces a Las Vegas para ver «las mejores peleas del mundo».
Así fue que la carrera del ascendente Maidana, de 26 años, se unió comercialmente a la empresa de alfajores Guaymallén. Pero el empresario quería más participación en el futuro del Chino. «Por eso, cuando lo tomamos, le ofrecimos a su manager Sebastián Contursi, un tipo bárbaro y muy honesto, una suma de dinero superior a la que generalmente se ofrece con la condición de que nos dejara aportar nuestra experiencia. Siempre respetando la palabra del técnico, por supuesto, pero queríamos que nos dejaran opinar y colaborar desde afuera del cuadrilátero».
Y explicó a qué tipos de consejos se refería: «Si querés pelear en Estados Unidos, tenés que entrenar y vivir allá, con técnicos de afuera que te llevan a un nivel superior, no hay vueltas».
El sábado pasado, cinco años después de que la vida de Basilotta y Maidana comenzaron a transitar por el mismo camino, el púgil santafecino peleó ante Floyd Mayweather, considerado el mejor boxeador libra por libra, de igual a igual. El empresario, quien también auspicio a Látigo Coggi cuando aún no era campeón del mundo, lo acompañó en el ring. «Tenemos una amistad muy grande, es como un hijo para mí», confesó hoy en diálogo con Radio Rivadavia.
Lo que hizo de comer el alfajor en Las Vegas se lo voy a agradecer toda la vida, es algo que salió de él
Pero Maidana es un agradecido. La remera amarilla de Guaymallén que usó para subir al cuadrilátero es un ejemplo de eso. Pero mucho más lo es el gesto que tuvo cuando terminó la pelea. Antes de brindar la entrevista posterior a la pelea, el Chino abrió un alfajor y lo comió ante cámara. Luego, quiso mostrar el envoltorio ante cámara, pero el periodista de la transmisión se lo «arrancó» de la mano. Para muchos, el accionar del boxeador argentino estaba marcado por contrato, aunque Basilotta desestimó esa versión.
«Lo que hizo de comer el alfajor en Las Vegas se lo voy a agradecer toda la vida, es algo que salió de él. El conductor se lo quiso sacar, pero el Chino no lo dejó y se lo comió», aseguró el empresario, que, recuperado del golpe, sigue dando pelea.