El papa Francisco en Brasil dio un mensaje de esperanza para los residentes de la favela a quienes pidió que no se desanimaran. “Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo”, dijo el santo padre.
Desde que asumió su pontificado en marzo, Francisco ha sostenido el mensaje de que la Iglesia tiene que estar más cerca de la población y ayudar a los más necesitados.
Asimismo, hizo un llamado a “quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario”.
El pueblo brasileño “especialmente las personas más sencillas, pueden dar al mundo una valiosa lección de solidaridad, una palabra a menudo olvidada u omitida, porque es incómoda… al punto que parece una mala palabra”, destacó el santo padre al subrayar que “siempre se puede agregar más agua al feijao” o los frijoles, o sea que siempre se puede compartir con los demás.
Los aplausos y las ovaciones de los miles de asistentes resonaban en el ambiente mientras el papa se dirigía desde lo alto de un palco pintado de blanco y amarillo, los colores del Vaticano.
Miles de files se congregaron en la favela para recibir a Francisco, que caminó hasta el lugar en medio de fieles que se acercaban y a quienes saludaba con la mano o con una palmada en el brazo.
Francisco también criticó la “cultura del egoísmo y el individualismo” que caracteriza el mundo contemporáneo y alentó los esfuerzos de Brasil para acabar con el hambre y la pobreza.
“Deseo alentar los esfuerzos que la sociedad brasileña está haciendo para integrar todas las partes de su cuerpo, incluidas las que más sufren o están necesitadas, a través de la lucha contra el hambre y la miseria”.