AMIA y Caritas Argentina distinguieron con el premio a la Solidaridad y la Lucha por la Responsabilidad Social a Bernardo Kliksberg en un acto efectuado en el auditorio de la AMIA en el que hicieron hablaron Leonardo Jmelnitzky, presidente de AMIA; el Vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Alberto Barbieri; y el obispo Monseñor Oscar Ojea, presidente de Caritas Argentina. Luego el galardonado dictó una clase magistral el galardonado. Jmelnitzky expresó los valores que llevaron a la entrega de este reconocimiento y dijo: “Distinguir a Bernardo Klisksberg es un acto de coherencia ya que en su trayectoria e incansable labor cotidiana él está comprometido con el concepto hebreo de Tikum Olam, mejorar el mundo. Las enseñanzas de su trabajo, su pasión por encontrar nuevos caminos ante desafíos y problemáticas que muchas veces parecen veladas a los ojos de los máximos dirigentes mundiales, son un ejemplo que necesitamos replicar. Es por ello que consideramos fundamental recrear la cultura de la virtud, por qué sabemos que es tan imperioso como posible”.
El presidente de la AMIA también destacó que “las numerosas publicaciones editadas por Kliksberg, su trascendencia en ámbitos académicos, su colaboración con cientos de organismos públicos y privados, su asesoramiento a cada una de las organizaciones sociales que lo convocan y su vocación por trasmitir conocimientos a las nuevas generaciones lo han convertido en un referente ineludible en el campo del desarrollo humano, social y económico”.
Tanto Barbieri como Ojeda se refirieron a la ardua tarea llevada a cabo por el galardonado a fin de mejorar la calidad de vida de la población mundial y la permanente colaboración que presta a todas las entidades sociales que solicitan su asesoramiento. Por su parte, Kliksberg, luego de expresar su emoción por recibir la distinción en el mismo lugar que fue destruido por el terrorismo fundamentalista, donde murieron 85 personas, dijo: “Es posible derrotar al mal”.
Luego centró su clase magistral en el análisis de la situación que se vive en el mundo, donde más de tres mil millones de personas viven por debajo de la línea de la pobreza y en el último año disminuyó su participación porcentual del ingreso bruto global. También agregó que esto puede modificarse no por el accionar de una sola persona sino afianzando la democracia y brindando educación.
El pensamiento del Dr. Bernardo Kliksberg
“La desigualdad es el tema central del siglo. Así como el siglo pasado fue la lucha por la paz, por los derechos humanos; y en el siglo anterior, la lucha por la esclavitud. La desigualdad se combate, ante todo, según mis propuestas, con reforzar totalmente la educación y la salud, o sea, con grandes inversiones en educación y en salud que permitan que ambas sean accesibles a toda la población y que tengan niveles buenos de calidad, porque eso empodera la población y le permite participar en la economía y en la democracia de un modo rico. Ese es el mayor igualador de todos. Junto a eso, microcréditos, apoyo a la pequeña y mediana empresa, políticas reactivantes de la industria nacional, programas especiales para los jóvenes que han quedado fuera del sistema educativo y del mercado del trabajo, cooperativas, porque el cooperativismo es un instrumento muy importante del desarrollo de igualdad. El ser humano sabe cómo hacer igualdad; pero el 1% más rico del planeta no está interesado en que avancen todas estas políticas públicas. Por algo los estudiantes chilenos han hecho uno de los movimientos más hermosos de América Latina estos dos últimos años, luchando porque haya educación gratuita y de buena calidad. Y en sus carteles dicen: “Un pueblo educado jamás será explotado”.
En los índices de inversión en educación de Argentina, estamos con algunos avances, pero lejos. Costa Rica invierte en educación el 8% del PBI. Los organismos internacionales decimos que no debe ser menos del 6% del PBI. El promedio de América Latina es el 4,5%, o sea, mucho menos y algunos países como Perú o República Dominicana menos del 2%. Argentina ha fortalecido la inversión en educación, es del 6,5% del PBI. Pero todo lo que hagamos es poco y yo me voy a dar por satisfecho el día que todos los chicos terminen la secundaria. Esa es la meta.
Angostar la brecha es un resultado de lo que el papa Francisco -cuyo mensaje nos representa a todos, al 99% del género humano- llamó capitalismo salvaje. El capitalismo salvaje es que el Estado no intervenga, que se reduzca a su mínima expresión, que no haya ningún tipo de regla de juego, los egoísmos no son condenados ni el lucro sin límites. Todo aquello que el Papa está condenando produce esta concentración gigantesca de riqueza, que se autoalimenta. Una vez que los más poderosos son los más poderosos, después tratan de comprar los medios de comunicación o cooptarlos, de influir con intelectuales mercenarios, de construir ideologías para echarles la culpa a los pobres de su pobreza, todo lo que estamos presenciando que está sucediendo en el mundo permanentemente.
¿Cómo hemos llegado a la dicotomía social en que el 1% de la población es extremadamente rica y decide cómo deben ser las condiciones de vida del 99% restante? El problema central es ético. Hoy no es un tema de comunismo versus capitalismo, o la Guerra Fría; para mí el tema es Caín y Abel, el drama originario de la historia del género humano y reeditado en el siglo XXI. Caín mató a Abel porque le tenía envidia, básicamente. La divinidad se dirigió a Caín y le dijo: “¿Qué has hecho?”, y Caín le respondió: “¿Es que acaso soy el guardián de mi hermano?”. El capitalismo salvaje está diciendo eso todos los días: “¿Es que acaso yo soy el guardián de mi hermano?”. Qué le contestó el candidato a vicepresidente de la última elección en Estados Unidos, Paul Ryan, líder del Tea Party en el Congreso, a un periodista que le dijo: “Señor Ryan, si viniera un joven a decirle: «Por sus proyectos yo estoy desempleado, enfermo y no tengo quién me pueda atender’, ¿usted qué le contesta?”. Ryan le contestó igual que Caín: “Si llegó a esa situación es por su propia responsabilidad”. El 1% dice los pobres están así por culpa de cada uno de ellos, porque no se esforzaron, son alcohólicos, indolentes, y una parte de la opinión pública se lo cree. Caín tiene audiencia y esta es la mentira más gruesa de la historia del género humano. El 1% es muy rico porque paga US$ 37 a las 5 millones de operarias en Bangladesh. O sea, esos niveles de riqueza están ligados a estos niveles de pobreza.
Del otro lado está el 99% desorganizado, y en algunos casos organizado. Hay 150 millones de personas haciendo trabajo comunitario todos los días, gente que transforma la vida de mucha gente, utilizando mecanismos de mercado donde el emprendedurismo está puesto al servicio de lo social. Toda esta coalisión ¿cómo no va a derrotar a Caín? (Yatasto Noticias)
(VIDEO. El informe Kliksberg: Escándalos éticos – C01: Los excluidos)