A solo cinco días de dar “el portazo” y amenazar con un paro nacional, el gremio de Camioneros desaceleró en sus pretensiones de reclamar a las empresas de transporte un bono navideño de $4.500, y recién decidirá mañana si realiza un paro nacional. Ayer, Pablo Moyano, el número dos del poderoso sindicato e hijo del titular del sector y de la CGT opositora, deslizó una nueva propuesta salarial, al señalar que si el sector empresarial ofrece $3.000, quedaría desactivada la medida de fuerza en todo el país. Pero lo cierto es que el sindicalista intentó además justificar que ese plus salarial de fin de año “lo venimos cobrando hace cinco años para paliar la inflación, que nos come el aumento salarial firmado en paritarias, y para cubrir el robo del Gobierno con el impuesto a las Ganancias”. De todos modos insistió que si el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, revela que se arregla un bono de 3 mil pesos, el acuerdo se firma, aunque aseguró que “hasta ahora no hay ninguna información”.
Ofensiva de la CTA disidente
Mientras que Camioneros, con un aval explícito de la CGT opositora pone un poco de freno a las pretensiones, la CTA disidente reafirmó la marcha convocada para el jueves próximo en la Plaza de Mayo para reclamar por un bono de fin de año no inferior a $2.000. Así, su titular, Pablo Micheli, confirmó la protesta que busca beneficiar no solo a los trabajadores en actividad sino también a jubilados, en el reclamo también se enmarca un sueldo de bolsillo no inferior a 8.500 pesos, como el que cobra un policía que se inicia. En ese sentido, el sindicalista opositor al Gobierno indicó que el plan de lucha “arranca con paros provinciales, que ya se están desarrollando en varias provincias, entre ellas la provincia de Buenos Aires”, para culminar el jueves “con una marcha multitudinaria del Congreso a Plaza de Mayo”, donde se encontrarán desde las 17 con otras fuerzas.
Yasky, al cruce
Y luego de las marchas y contramarchas del sector de Camioneros y las amenazas de la CTA opositora, el titular de la CTA oficialista, Hugo Yasky, consideró que una cosa es “una legítima demanda, como pedir un bono de gratificación para los empleados a empresas que habitualmente lo hacen para esta época del año, y otra cosa es la voluntad que existe de determinados sectores para generar un clima de incertidumbre”. “Hay gremios que tienen como un hábito dar un bono a sus empleados para fin de año. Esa es una legítima demanda, que tiene que ver con una dinámica del gremio”, concluyó.
La CGT oficialista asó por la Rosada
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, insistió ayer ante la CGT oficialista en la necesidad de moderar los reclamos salariales a fin de garantizar las fuentes de trabajo, y analizó el acuerdo de precios que el Gobierno tiene previsto anunciar esta misma semana. Antonio Caló (metalúrgico), Armando Cavallieri (comercio), Omar Viviani (peones de taxi), Andrés Rodríguez (estatales) y José Luis Lingeri (obras sanitarias) se reunieron durante alrededor de una hora con el ministro coordinador, en un encuentro que -en principio- estaba previsto para mediados de la semana.
Ni los sindicalistas, que se retiraron sin hacer declaraciones, ni la jefatura de Gabinete informaron sobre lo tratado, pero trascendió que la reunión giró en torno a la preocupación oficial por frenar los pedidos de un bono extraordinario a fin de año por parte de algunos gremios y por bajar las pretensiones de un 30 por ciento de aumento para las futuras paritarias. Por la mañana, Capitanich había afirmado que “cada sector tiene que negociar de acuerdo a su disponibilidad para generar una perspectiva de certidumbre de precios y salarios”, una forma indirecta de admitir que aumentos excesivos generan inflación.