La sensación de falta de aire, la tos constante, el catarro bronquial o silbidos en el pecho recurrentes son síntomas que no deben pasarse por alto. En especial, en personas fumadoras.
Según los datos de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), alguna de estas señales puede ser un alerta para la detección temprana de EPOC o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, que se define por la dificultad de salida del aire de los pulmones y que puede llegar a afectar seriamente la calidad de vida de quien lo padece. En la Argentina se estima que lo sufren 1,4 millones de personas y que el 80 por cuento no lo sabe. La noticia alentadora es que se trata de una enfermedad prevenible y tratable. Y que cuanto antes se la diagnostique, más efectivo será el tratamiento. Por eso, resulta de vital importancia que los fumadores que tengan 40 o más concurran al neumonólogo periódicamente.
La espirometría (un estudio indoloro y muy simple que permite conocer la capacidad respiratoria del pulmón) y mediciones de monóxido de carbono en el aire de los pulmones, ayudan a detectar la enfermedad.
Revisión general
Para entender la EPOC es bueno entender cómo funcionan los pulmones. (En los Temas de salud hay un artículo en inglés, titulado “How the Lungs Work”, que explica el funcionamiento de los pulmones). El aire que usted respira baja por la tráquea a unas vías respiratorias llamadas bronquios, una especie de tubitos que se encuentran dentro de los pulmones. Dentro de los pulmones, los bronquios se ramifican en miles de tubos más pequeños y delgados llamados bronquíolos. Estos tubos terminan en racimos de sacos de aire redondeados llamados alvéolos.
Por las paredes de esos sacos de aire o alvéolos pasan unos vasos sanguíneos pequeños llamados capilares. Cuando el aire llega a los alvéolos, el oxígeno pasa por las paredes de los alvéolos a la sangre de los capilares. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono, que es un gas de desecho, pasa de los capilares a los alvéolos. Este proceso se llama intercambio gaseoso.
Los bronquios y los alvéolos son elásticos. Cuando usted inhala o toma aire, cada alvéolo se llena de aire como si fuera un globo diminuto. Cuando exhala o deja salir el aire, los alvéolos se desinflan y el aire sale.
En la EPOC, la cantidad de aire que entra y sale por las vías respiratorias disminuye por una o más de las siguientes razones:
Los bronquios y los alvéolos pierden su elasticidad.
Las paredes que separan muchos de los alvéolos están destruidas.
Las paredes de los bronquios se vuelven gruesas e inflamadas.
Los bronquios producen más mucosidad que en condiciones normales y esta mucosidad puede obstruirlos.
En los Estados Unidos el término «EPOC» abarca dos enfermedades principales: el enfisema y la bronquitis crónica.
En el enfisema, las paredes que separan muchos de los alvéolos están lesionadas. Por esta razón, los alvéolos pierden su forma normal y se aflojan. Este tipo de lesión también puede destruir las paredes de los alvéolos, lo cual da origen a que haya menos alvéolos y sean más grandes, en vez de muchos alvéolos diminutos. Si esto sucede, disminuye el intercambio gaseoso en los pulmones.
En la bronquitis crónica, la capa que cubre el interior de las vías respiratorias está constantemente irritada e inflamada. Esto hace que esta capa se vuelva gruesa. Dentro de las vías respiratorias se forman grandes cantidades de mucosidad, lo cual hace que sea difícil respirar.
La mayoría de las personas que tienen EPOC sufren enfisema y bronquitis crónica al mismo tiempo. Por eso, el término general «EPOC» es más apropiado.
Perspectivas
La EPOC es una causa importante de discapacidad y ocupa el tercer lugar entre las causas de muerte en los Estados Unidos. En la actualidad, millones de personas tienen un diagnóstico de EPOC. Es posible que muchas más personas tengan la enfermedad sin saberlo.
La EPOC aparece lentamente. Los síntomas a menudo empeoran con el tiempo y pueden limitar la capacidad de la persona de realizar sus actividades cotidianas. La EPOC grave puede impedirle realizar incluso las actividades elementales, como caminar, cocinar o encargarse de su cuidado personal.
Casi siempre la EPOC se diagnostica en personas de edad madura o avanzada. La enfermedad no se transmite de persona a persona, es decir, no es contagiosa.
Aún no existe cura para la EPOC y los médicos no saben cómo revertir los daños que la enfermedad causa en las vías respiratorias y los pulmones. Sin embargo, los tratamientos y los cambios en el estilo de vida pueden ayudarle a que se sienta mejor, permanezca más activo y retrase la progresión de la enfermedad.