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River volvió al triunfo en el Monumental frente a Argentinos

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El equipo dirigido por Ramón Díaz derrotó al conjunto de La Paternal por 1 a 0. El gol de los locales lo convirtió Sergio Vittor, en contra, en el segundo tiempo. El único gol del cotejo (Vittor en contra de su valla) fue a los 28 minutos del segundo tiempo. Con este resultado, River llegó a los 20 puntos y quedó 16to. en el certamen junto con Quilmes y Olimpo, en lo que significa una mala campaña  para un equipo que pretendía ser campeón.

Pero al menos con esta ajustada victoria rompió una racha negativa de ocho cotejos sin triunfos (más dos por Copa Sudamericana), desde que logró los tres puntos de manera agónica ante Lanús en la jornada 9. Mientras que el `Bicho` de la Paternal, que tiene 25 unidades, cayó tras cuatro jornadas sin perder y se mantiene en zona de descenso junto a Godoy Cruz y Olimpo. Argentinos hizo un planteo defensivo ante un River que no tuvo claridad para llegar al gol, que tuvo la pelota durante toda la primera etapa y no pudo generar una sola situación de gol para inquietar a Pablo Migliore.

El principal déficit del local fue que no pudo asociarse en el medio para progresar con la pelota al pie. Encima Manuel Lanzini se excedió en la jugada individual y nunca pudo desequilibrar la marca escalonada que propuso el visitante. A esto se le sumó que el colombiano Teófilo Gutiérrez estuvo lejos de sus compañeros pero en cada pelota que tocó se notó su gran calidad técnica, el debutante Sebastián Driussi se movió por afuera del área y Juan Carlos Menseguez, como volante derecho, nunca desbordó por su sector a José Luis Palomino. Por izquierda, el panorama no fue diferente debido a que Ariel Rojas y Leonel Vangioni no se lograron conectar con criterio. Por eso, el único que mantuvo su regularidad fue Matías Kranevitter, pero su tarea estuvo más asociada a lo defensivo. Así, el visitante, con muy poco, de pelota parada, casi convierte el primer gol con un cabezazo de Julio Barraza, que se fue por arriba del travesaño. Aunque después solamente se dedicó a esperar un error de su rival y a cuidar el cero en su arco.

En el segundo tiempo, Argentinos salió más decidido y se adelantó en el campo, por lo que en los primeros 10 minutos le sacó la pelota a River, aunque careció de profundidad. Ramón Díaz intentó cambiarle la cara al mediocampo local con los ingresos de Carlos Carbonero y Osmar Ferreyra por los intrascendentes Rojas y Menseguez, pero el único desequilibrante fue el volante colombiano. Enseguida una buena triangulación entre Lanzini, Carbonero y Gutiérrez terminó con el remate de ´Teo´, por arriba del travesaño, cuando estaba de cara a Migliore.

Con el correr de los minutos, el conjunto de Ricardo Caruso Lombardi se empezó a conformar con el empate y le cedió de nuevo el balón al local, que comenzó a estar más cerca del arco rival. Y en una jugada casual, el equipo de Núñez logró la ventaja cuando Carbonero desbordó por derecha y lanzó un centro que fue desviado al gol por Vittor, en contra de su valla.

Esto le dio ánimo a los ´millonarios´ que pudieron marcar el segundo tanto en una contra de Carbonero, que remató y el balón fue desviado por un costado por Migliore o con un tiro del ingresado Federico Andrada, que se fue cerca del ángulo derecho. En contrapartida, el visitante no tuvo reacción para torcer la historia y así, por lo menos, aspirar a un empate ante un rival que llegó a este encuentro muy golpeado. En la próxima fecha, River visitará a Quilmes y Argentinos recibirá, en el estadio Diego Maradona, a Rosario Central. River ganó con poco, pero el triunfo es muy merecido.

Ramón canta

“En este teatro hay que ser Pavarotti”, soltó el riojano en pleno partido. La gente primero lo aplaudió, luego se mostró indiferente, pero levantó y empujó al equipo. El fútbol es contagio. Tanto lo bueno como lo malo viaja sin pedir permiso, como un virus indomable. Todo se transmite. Y en el caso de River, se sabe, ya hace rato que viene apestado. El primer germen baja de la dirigencia, de un presidente ausente, después se lo pesca un cuerpo técnico desconcertante y también se contaminan los jugadores. Las tres patas andan a la miseria, con las defensas bajas, sin vitaminas, y la gente absorbe todo eso. Entonces, después de que Ramón Díaz rogara por el servicio médico popular, los auxilios tardan en llegar. Colgada en la San Martín, hay una bandera que repasa cada título del riojano en Núñez, cuando los nombra la voz del estadio se escuchan no más ni menos que los aplausos habituales y, por el resto, pura indiferencia, o sea: lo que genera su equipo. Nada.

Pero, lo dicho: el fútbol es contagio. Y Ramón quiere radiar lo que siente, eso que tan bien conoce y ahora no sale. “En este teatro tenemos que cantar y tocar. Hay que ser Pavarotti”, dice en pleno bodrio contra Argentinos. Es que su equipo es una orquesta, claro: la del Titanic. Se hunde, se va a pique glu glu, y el único salvavidas es la gente, esa gente que empieza a cantar como si River fuera otro River o, mejor dicho, el River del otro Ramón. No se escucha el “oy, oy, oy, oy” ni tampoco un “que de la mano”, eso es obvio, pero la sinfónica tribunera levanta los violines y el coro empieza reventarse la garganta, a contagiar, a empujar a un equipo que recién ahí, en los últimos 20 minutos y ya con Carbonero y el Malevo Ferreyra en cancha, demuestra que juega para bancar al técnico que evaluó irse si no veía respuestas. Al fin va al frente River. Con más ganas que ideas, jugando igual de mal que otras veces pero con algo más de vergüenza, poniendo gente en campo contrario, arremetiendo. Tampoco se le puede pedir mucho más. Todavía ni siquiera se le puede pedir un gol a este equipo que necesita meterle cinco goles a Quilmes para no ser el menos goleador de la historia del club en torneos cortos. Por eso, el desahogo llega de la única manera posible, con un gol en contra, como para agigantar el colmo de quien fuera un goleador de la hostia como Ramón Díaz. Hoy, al menos, el Pelado respira un poco más aliviado. En líneas generales, en esa especie de circo romano que armó en la semana, lo apoyó más el resultado que la actitud de los jugadores y de los hinchas. Habrá que ver si consigue que River no desafine tanto.

Perla negra

Repudiable la actitud del arquero hincha de Boca Juniors, Migliore, haciendo gestos hacia la hinchada de River y en la previa, en el túnel, utilizó epítetos que incitan a la violencia hacia el club de Núñez.