Sonia Alvarez, madre de Javier Togliero, y Matías, su hermano, dieron a conocer dos cartas donde plantean varios interrogantes en cuanto al caso ocurrido en el barrio El Huaico que tiene como principal imputado a Juan Carlos Gómez Paz, mientras que Mario Ariel Del Barco y Sebastián Guitián ya fueron liberados.
Escribe la madre, Sonia Alvarez
“El argumento del asesino de mi hijo Javier Trogliero Alvarez que actuó bajo defensa propia y los dichos de los otros dos cómplices es totalmente inverosímil y falaz. Javier tiene dos puñaladas en la espalda y dos en el pecho y patadas o golpes en la nuca. Estaba además indefenso con su mano derecha sin fuerza porque se había quebrado la muñeca. Los cómplices lo dejaron desangrar, cuando si recurrían a Servicios de Salud cercano podrían haberlo salvado.
En vez de eso se confabularon para esconder el arma mortal. Las pruebas irrefutables de la autopsia y de otros elementos presentados por nuestro abogado nos hacen tener esperanzas en que el juez pueda visualizar con claridad la alevosía del asesinato y la confabulación de los otros imputados. Nuestro dolor inconmensurable se potencia ante la impunidad de cómplices y encubridores liberados.
Asi como con Jesús, dos de sus “amigos” han actuado como Judas Iscariote, lo han abandonado para que lo maten. A diferencia de Judas que luego se llenó de remordimientos reconociendo que había entregado a un inocente (Mateo 27 vs 4,5), estos Judas modernos no sólo lo siguen negando a Javier que ya no está, que lo mataron salvajemente, además nos inculpan a nosotros su familia y a él que no puede defenderse.
Sólo su último grito desgarrador es oído por una vecina, ¿qué hacían los otros mientras el moría? Dice Jesús a sus discípulos: “Yo les digo a Ustedes amigos míos: no teman a los que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Yo les voy a mostrar a quien deben temer. Teman a aquel que, después de quitarle a uno la vida tiene poder para echarlo al infierno. Créanme que es a ese a quien deben temer” (Lucas c. 12, vs. 4).
Confiamos en que el Juez y la justicia puedan iluminarse como Jesús nos enseña.”