Seguro que Alejandro Sabella estuvo frente al televisor. De hecho, el técnico de la Selección no se pierde ningún partido del torneo doméstico, al margen de su preferencia por el fútbol europeo. Y aunque tiene claro que los arqueros del Mundial serán Sergio Romero, Mariano Andújar y, probablemente, Agustín Orion, si pudiera también se llevaría a Marcelo Barovero. Es que el número uno de River tiene nivel internacional. Y en partido pasado por Copa Sudamericana, gracias a esas manos que imantaron cada pelota, privó a Lanús de celebrar un empate que hubiera merecido.
Cuatro atajadas de Barovero, todas cargadas de notables reflejo s. Otras tres menos complicadas, pero resueltas con simpleza por este cordobés nacido en Porteña. La ratificación, a fin de cuentas, del gran momento que está atravesando en el campeonato y en la Copa Sudamericana. Y si se tienen en cuenta los dos torneos, hace tres partidos que no recibe goles. No habían pasado sesenta segundos y Barovero ya había tenido que revolcarse para tapar un disparo misilístico de Fernando Barrientos. La pelota se desvío en su camino al arco, pero no engañó al arquero, que recién volvió a intervenir en el tramo final del primer tiempo, después de ver desde su área cómo su colega Agustín Marchesín ahogaba una y otra vez el grito de River. Entonces, tapó un mano a mano ante Lucas Melano. Yatasto Noticias.
Barovero tiene el arte de hace sencillo todo eso que, para cualquier mortal, parece difícil. Con los guantes siempre firmes en cada centro, respondió brillantemente en el arranque del segundo tiempo, cuando Lanús salió envalentonado para definir el partido. Rápido de piernas, anticipó a Víctor Ayala. El paraguayo llegó exigido por el vértice derecho del área y el cordobés se arrojó con valentía para dominar la pelota. Un instante después, por el sector opuesto, el que quedó cara a cara con Barovero fue Jorge Pereyra Díaz. Y el número uno volvió a tapar abajo. Tan importante es Barovero que el rostro se le desfiguró a Ramón Díaz cuando el arquero cayó dolorido en el segundo tiempo. Se agarraba la cabeza el cordobés, que había recibido un golpe en la pierna derecha durante una jugada rápida. Y ya empezaba a calentar sus manos Leandro Chichizola. Sin embargo, el número uno se reincorporó y siguió brindando seguridad a cada rato.
Hubo un par de situaciones más que Barovero resolvió con serenidad. Y ni siquiera pareció un exceso de confianza esa pelota que anticipó ante Jorge Ortiz, primero, y Santiago Silva, después. Con una mano, por encima de la cabeza del Marciano, abortó una situación que, en el comienzo de la jugada, llevaba sensación de peligro. Barovero, uno de los arqueros que fue citado por Sabella para la Selección local, pide su lugar. Sus tapadas son una esperanza.